Palamós es un antiguo pueblo pesquero de la Costa Brava con importantes dotaciones turísticas y de ocio. Las playas, calas, instalaciones náuticas y el puerto pesquero son sus principales atractivos, aunque tampoco hay que olvidar el trazado medieval de su casco viejo.
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Cualquier recorrido por la ciudad debe conducir a interesantes monumentos como las iglesias de Santa Eugenia de Villarromá o Santa María del Mar, en pleno núcleo urbano. La Plaza Murada y la Plaza de El Pedró constituyen los miradores principales de Palamós, uno sobre la bahía y otro sobre el puerto deportivo. Por su parte, importantes restos arqueológicos íberos se emplazan en playa Castell, mientras que el castillo medieval de Sant Esteve de Mar lo hace en la playa de La Fosca.
El litoral de cala Castell
Nuestro recorrido comienza en cala Castell, un punto de la costa que todavía conserva un paisaje agrícola flanqueado por bosques de pinos y encinas. En su transición hacia el mar, aparece en primer lugar una pequeña marisma y, ya en su límite de levante, unas dunas que actualmente se encuentran en fase de recuperación.
Es precisamente este entorno agroforestal lo que le da un valor excepcional a la playa de Castell, una singularidad en el ámbito de la Costa Brava.
La playa de Castell conserva en el otero de su extremo norte un poblado ibérico que estuvo ocupado desde el siglo VI a.C. hasta finales del siglo I a.C. por los indiketes, nombre de los habitantes íberos del nordeste de Cataluña. Este vestigio arqueológico está abierto a la visita pública.
domingo, 2 de mayo de 2010
Palamós y cala Castell
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